martes, 19 de julio de 2011

Capitulo 2- ¿Cual es tu historia?

Y allí estaba ella sentada en la silla mientras que yo la miraba embobado. Atrapé unos de sus rizos rubios y empecé a juguetear con él.
-Y estos rizos… ¿Cómo te los haces?
-Há! Cuando me levanto por la mañana ya están ahí.
-Jajajaja… Un momento, ¿puedes acercarte un poco más?
Su cara cambio de expresión, ahora era una cara atónita. Pero se acercó.
-Tus ojos… en realidad no son castaños… Son verdes.
Mi cara se iluminó. Verdes… Mi color favorito.
-No son verdes… bueno si, pero no son verdes enteros… bueno, en realidad no sé de qué color son…
-¿Sabes qué? Yo tampoco lo sé, pero me encantan tus ojos…
Se sonrojó y miro hacia el suelo. Entonces sonreí. Ella era la única persona que me había hecho sonreír en este sitio asqueroso. Pero ya no era asqueroso, porque estaba ella…
Un ruido sonó, pero no sabía muy bien de donde provenía.
Entonces lo comprendí, alguien había dado a través del pequeño cristal que estaba en la puerta.
-Lo siento pero me tengo que ir…
-Espera, ¿Cómo te llamas?
-Alice. ¿Y tú?
-Robert. Encantado de conocerte.
-Igualmente…
La puerta se cerró y detrás de ella mi enfermera… mi Alice.
No sé si esto serán los síntomas de la morfilina, pero creo, que estoy enamorado.
Mis párpados vuelven a caer, pero esta vez, el sueño es agradable.
Estoy sentado en un prado, con Alice a mi lado, ella ríe y ríe… Recojo un ramillete de flores y se lo doy. Ella lo recibe con una sonrisa. Su mirada es juguetona y sus labios se acercan a mí…
BOM!
Pero un sonido ensordecedor nos interrumpe.
Y aquí estoy otra vez, despertando de un sueño, gritando y pataleando la cama.
Un médico entra a la habitación, acompañado, pero las lágrimas de mis ojos me impiden ver quién es esa compañía.
El doctor se para y la segunda figura se aproxima a mí.
Entonces la distingo, sus rizos rubios brillan todavía más a la luz de esa lámpara que ilumina toda la sala. Parecen de oro.
Su mano roza mi piel, y noto como mi cuerpo se tranquiliza, y los gritos y patadas cesan…
El doctor se empieza a reír, supongo que de mí, y mi suposición se afirma, cuando Alice lo mira, pobre doctor, si las miradas matasen…
-Muy bien, Robert, hoy te sacaremos de esta habitación.
-Ya era hora, ni que fuera una rata…
-Iras con Alice a la habitación 145, siento no poder ir contigo, pero es la hora de mi almuerzo, además, mi compañía no se puede comprar con la de la señorita Alice.
-Doctor no hace falta que lo jure…
-Jajajajaja! Me cae bien este chico. Bueno, te voy a desatar lentamente, ¿me vas a hacer algo?
-No, pero estaría encantado.
El doctor se acerca a mí y me desata las correas que me atan a la camilla. Me siento en la cama, y Alice me ofrece su mano. Encantado se la cojo y me dirige fuera de esta habitación.
Recorremos un pasillo, similar a la habitación hasta una puerta.
Al fin, respiro aire puro. Una pradera se extiende delante de nosotros,  en medio hay una fuente donde el agua no deja de caer, y unos pajarillos beben agua de ella.
-Ven vamos a sentarnos en el césped.
-Vale…
Cuando estamos sentados, empieza a arrancar la hierba del suelo. Jajaja! Es exactamente lo mismo que hago yo. ¿Sera una simple manía o nervios? No lo sé… Pero este momento es especial.
-Alice… ¿Cuál es tu historia? ¿Por qué estás aquí? En vez de estar fuera de estos muros, viviendo la vida…
-… ¿Mi historia? Bueno es sencilla, mis padres eran muy pobres y lo poco que ganaban lo gastaban en alcohol, siempre estaba sola en mi casa, aguante hasta los 17 años en ese tugurio. Trabajé en una biblioteca, y con esos ahorros que gané alquile un piso, tal vez muy pequeño, pero al menos tengo un lugar donde vivir. Conseguí entrar aquí sin estudios, gracias a que, la hija del dueño de este loquero está loca, y un día la encontré en la calle sentada en el suelo, llorando. La traje de vuelta, y como ella me entiende a mí y yo a ella, su padre me dio este trabajo…
Una triste sonrisa se formo en su cara.
-Eh, no estés triste, mi historia es mucho peor… Jajaja! Fíjate si he tenido mala suerte de que cayera una bomba en mi casa, y también tuve la mala suerte de salir vivo, ahora no tengo a nadie que me quiera, ni siquiera alguien en quien confiar…
-Tranquilo, en mí sí que puedes confiar, además, sí que hay una persona que te quiere…
Alice se acercó a mí, y note como sus labios, me dieron un cálido beso en la frente.

2 comentarios:

  1. Vainillita de mi corashooooooooooooon! (?)
    Dios mío,me encanta,escribe más,escribe maaaaaaaaaaaaaás! :3
    Besos!

    ResponderEliminar
  2. me encanta quiero mas mas mas yo quiero mas mas mas ;) xDD

    ResponderEliminar